Entre mayo y octubre de 2016, 326 MORMURS pasó por tres ciudades de Portugal. En cada lugar, la pieza se desplegó de forma diferente. La estructura se mantenía, pero el entorno y el público la hacían respirar de otra manera. Aquí compartimos tres momentos que nos ayudaron a entender cómo se adapta una propuesta escénica a la calle sin perder forma ni tensión.
Mayo de 2016 » Oporto
Só Trengos
En el Festival Trengo, actuamos en el Palácio de Cristal, en medio de un parque abierto con mucho tránsito peatonal. No había una separación clara entre escena y público. Algunas personas se sentaban, otras se quedaban de pie, y muchas pasaban y volvían. Esa fluidez hacía que cada momento fuera precario y vivo. Nos movíamos con el lugar. Con quien se detenía, con quien pasaba, con la forma del suelo.
Mayo de 2016 » Vila Real
Festival Ao Contrário
En Vila Real, en el formato cabaret del festival, presentamos una versión breve de la pieza. Era un espacio compartido con otras propuestas, muy concentrado. Esto nos hizo reajustar el orden interno, dar énfasis al ritmo y afinar cómo empezábamos y terminábamos. La atención también venía del contexto: gente del pueblo, habituales del festival y artistas que también observaban. Todo eso generaba una complicidad que se notaba desde el primer minuto.
Octubre de 2016 » Viseu
Festival DART
En Viseu, actuamos en el Festival DART, en un espacio urbano de paso, con una geometría muy marcada. El público se quedó de pie, rodeando la escena. Lo que más cambió fue el tempo. Allí los silencios tenían más peso y se podía alargar el gesto sin perder tensión. El público dio espacio a la pieza, y eso nos permitió leerla desde un lugar más pausado.
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