Diábolo, un lienzo para la expresión Trazando formas en el presente

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Diabolo A Juggling Canvas for Expression Painter Blog troposfera.xyz by Didac Gilabert » troposfera.xyz

Con el tiempo, el diábolo se ha convertido en una herramienta de trabajo estable. Me permite explorar movimientos, estructuras y variaciones desde un espacio abierto. A menudo empiezo sin una dirección definida. Trabajo con lo que aparece mientras lo hago: repeticiones, variaciones, pequeños ajustes que van abriendo posibilidades.

La simplicidad del diábolo me permite volver a él con frecuencia. Es accesible, no impone condiciones y mantiene abierta la posibilidad de hacer. Hay días en los que solo recupero transiciones conocidas; en otros, surge algo que tiene recorrido.

Investigar para tener materiales disponibles

Una parte del trabajo con el diábolo consiste en generar materiales. Son movimientos, gestos, transiciones o formas de resolver situaciones que se pueden recuperar más adelante.

A veces dedico una sesión entera a probar variaciones sobre una acción conocida. Otras veces, aparecen formas nuevas mientras trabajo. No hace falta decidir su uso en el momento. Lo que me interesa es tener opciones que pueda reconocer y poner en juego cuando toque componer.

Es como reunir pigmentos. Estoy construyendo un conjunto de elementos disponibles para utilizar más adelante, cuando la situación o la composición lo requieran.

Trazar en el aire

Cuando el diábolo se mueve, deja una línea que no queda en ningún sitio. Es un trazo provisional, pero presente, como una pincelada hecha en el aire. Es un juego con la física: gravedad, fricciones, inercias, tacto y sensación.

Un juego que empieza en el centro del cuerpo y se proyecta hacia el exterior, que amplía tu quinesfera, que la expande y la difumina con el entorno —ese espacio cercano que no es solo físico, sino también perceptivo. Es donde se articula la relación entre cuerpo, objeto y aire.

Esta forma de hacer requiere presencia. El trazo es consecuencia de lo que hago, pero también una manera de ver cómo estoy ahí. Con el tiempo, el cuerpo reconoce patrones. Aparecen trayectorias que no hace falta repetir para saber que están. Forman una memoria que no es visual, pero que sostiene la práctica.

Una herramienta mínima, portátil, disponible

El hecho de que ocupe poco espacio y no requiera condiciones específicas hace que sea fácil de integrar en diversas situaciones. Puedo llevarlo encima, practicar en un momento libre o usarlo para abrir una sesión con otros cuerpos.

También me interesa en contextos compartidos. Es un objeto que se puede pasar, que genera relación y que facilita una entrada a la práctica sin necesidad de largas introducciones.

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