Comienza una nueva etapa de exploración. En estos días en los que habitar la casa forma parte de la cotidianidad, también se abre el espacio para probar formas expresivas que pueden desarrollarse desde aquí mismo. Así comienza un proceso en el que el malabarismo con diábolo y la improvisación musical se encuentran y se transforman mutuamente.
La propuesta es clara. Diábolo en mano, música como compañera, y una cámara para registrar los momentos tal como aparecen. Sin una estructura previa definida, solo con el deseo de observar cómo conviven movimiento y sonido. Cada sesión es una manera de descubrir texturas, pulsaciones y relaciones entre las dos prácticas.
Esta es la primera grabación del proceso. Una invitación a mirar, escuchar y participar en esta indagación sobre el tiempo, el equilibrio y el flujo. El camino continúa, pero por ahora, aquí es donde todo empieza.
Flotando
Una forma se abre,
no sabe si
quedarse.
Una cuerda, un sonido,
una línea breve, estirada.
Se escucha.
Se pierde.
Vuelve.
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